viernes, 12 de abril de 2024

Te esperé siempre

 

Te esperé siempre

Aún hoy en el ocaso de mi vida, puedo cerrar los ojos y ver de nuevo aquel paisaje de vías entrelazadas de mi infancia; e incluso si aprieto fuertemente los ojos puedo oír palabras como: catenaria, entretraviesas, distribuidor de bornes, achaflanamiento de carriles y un montón de palabras más de las que ya he olvidado su significado, pero que a mis oídos suenan como música celestial; en realidad, suenan a sueños de infancia.

Así pensando en todo esto, acabo de darme cuenta de algo muy curioso; esta imagen en mi mente de vías entrelazadas, de vagones, de viajeros… llega a mi mente en blanco y negro, ¡me parece muy curioso! Es como si el tiempo hubiese borrado poco a poco su color, no por ello es una imagen triste; en realidad es una imagen nostálgica y llena de amor; una imagen en blanco y negro como la de los recuerdos de épocas pasadas, recuerdos de infancia donde los ojos inocentes de un niño no eran capaces de ver sufrimientos ni carencias.

Vivía con mis abuelos, mi abuela es de quien más recuerdos conservo; el abuelo Emilio era recto, muy recto, demasiado recto. La abuela María era dulce y me quería con locura.

Con mis ojos aún cerrados la veo como si fuese hoy:

Cabello canoso, coronado por un mechón completamente blanco en un lateral y recogido en un pequeño moño bajo; rostro cansado, arrugado, pero para mí de extrema belleza; mi abuela desprendía bondad; siempre vestida de negro con su delantalillo, su ropa extremadamente remendada, pero perfecta. Cada noche nos quitábamos la ropa y nos quedábamos en saya* para que la abuela limpiase su vestido y el mío; pues como ella decía:

-¡Ana, ser pobre no es ser sucio! ¡Que nadie pueda hablar mal de ti nunca, ni decir que vas sucia!

Así pues, con frío o calor, la abuela limpiaba el único vestido que teníamos; el de los domingos era solo para ocasiones especiales; en invierno nos quedábamos junto al fuego y la olla de agua caliente con cenizas (para devolverle a la ropa su color oscuro) y dentro la ropa que luego tendería junto al fuego para poder vestirnos por la mañana. Rememoro el olor a leña de mi ropa, aquel olor que entonces no me gustaba, hoy me huele al perfume más caro del mundo; el del amor, de mi pobres abuelos por mí, ese que nunca se puede comprar con dinero.

Una, vez amanecido iba algún día al cole, la abuela decía que tenía que aprender a leer, que era muy importante -¡cuánta razón tenía y que poca importancia le dábamos en ese tiempo a los estudios!- ella sabía leer cosa rara en esos años, lo curioso es que solo sabía leer letra de imprenta, no la escrita a mano.

Hoy miro a mis nietos ¡tan pequeños! Y pienso que cuando tenía 5 años mi abuela me enviaba a cuidar niños a cambio de una merienda y a lavar los platos a casa de algunas familias a cambio de un plato de caliente. Veo a mi nieto de 10 años y lo encuentro tan pequeño, tan frágil y me pregunto cómo han cambiado tanto las cosas.

A cambio de un plato de comida, limpiaba y cuidaba niños más pequeños que yo; sin embargo no es que mi abuela fuese una tirana, es lo que había en aquellos tiempos de carencias, después de una guerra que nos sumió en la pobreza ¡bueno, no sé si nos sumió, en realidad, para mí era lo que había, no había conocido otra cosa!

Mi abuelo estaba todo el día haciendo jornales para poder subsistir y mi abuela además limpiaba y con todo eso solo podíamos subsistir.

Nuestra casa era humilde, no, lo siguiente; una bombilla alumbraba toda la estancia (y las menos horas posibles, pues era un lujo), un pequeño fuego servía para calentarnos y para hacer la comida y múltiples agujeros hacían que el aire y la luz de la calle entrarán por doquier; mi abuela todos los sábados ponía un caldero de cal para arreglar los agujeros y encalaba la casa, para que luciera blanca y bonita.

La recuerdo siempre trabajando, con su sonrisa, sin quejarse de nada.

Todas las noches a la hora de dormir me arropaba y me contaba “mi cuento”.

-¡Cuéntame abuela, donde esta mamá!

-Tu mama, cariño, partió a hacer las Américas, te dejo conmigo con todo el dolor de su corazón y partió en un gran barco; surco el mar durante meses, vio ballenas, que son unos enormes peces en los que cabe un tranvía entero y una vez allí un príncipe indio quedo prendado de su gran belleza y de sus cabellos largos y rojos y se caso con ella; ahora ella es la reina junto con su marido y cuando tengan mucho, mucho oro, vendrán a por ti y tú serás la princesa de la más grande y temida tribu americana.

Con todo el oro comprarán un gran barco y con toda la tribu vendrán a España, una vez aquí cogerán el primer tren y todos vendrán cargados de los más hermosos regalos a por su hermosa princesa.

¡Imagina que fiesta más grande y preciosa cariño!

Pronto quedaba dormida y soñaba con los indios, con mi mama reina y me imaginaba  a ese robusto y hermoso indígena como mi papa, pues al mío no lo conocí.

Cada día recordaba cuando me trajo a Valencia, y desde la estación llegamos a casa de mi abuela, me presento a mis abuelos y me dijo:

-Espérame un rato en la calle.

Después de una acalorada discusión mi mamá salió y me dio un beso.

-Quédate con la abuela, mamá vendrá pronto a por ti.

Aún la recuerdo camino de la estación, con una pequeña maleta, labios rojos, hermosa falta tipo lápiz, una impecable camisa blanca y sobre todo su hermosa cabellera roja, roja como el más bello amanecer, como un fuego ardiente en medio de una pradera; su cabello brillaba bajo los reflejos del sol, mientras andaba sin mirar atrás, siquiera una vez más.

Desde entonces, acudía cada día a la estación, miraba a los pasajeros que llegaban de los trenes de larga distancia, por si había llegado mamá.

Preguntaba a los conductores del tren, a los empleados, a los revisores…

Nadie sabía decirme sobre una reina india, con cabellos rojo fuego y de su séquito.

En aquellos andenes, pase parte de mi vida; esperando a alguien que nunca llegó, todos los empleados de la estación me conocían y a veces compartían conmigo un poco de manzanilla caliente en invierno, mientras hablaban de sus cosas y escuchaban mis fantasías.

Muchos años después, ya adulta, me entere de toda la verdad.

Mis pobres y humildes abuelos, tenían una sola y hermosa hija; su ojito derecho, sin embargo esa hija, resultó ser ambiciosa y envidiosa, quería aquello que ellos no podían darle, así que se lió con el “señor” de la casa donde ella trabajaba como interna y quedó embarazada, con la esperanza de convertirse en la señora de la casa, con lo que no contaba era que la echaran a la calle con un poco de dinero para mantener a la criatura y bajo la norma de no volver; ella no obstante cuando se gasto todo el dinero, chantajeó durante un tiempo al señor, hasta que este confeso la verdad a la mujer. ¡Y, como no! En aquellos días pasos lo que tenía que pasar; su mujer lo perdonó.

Así que sin dinero, hermosa aún y llena de ambiciones, solo le molestaba una cosa “un paquete” que le impedía llevar su vida.

La única solución que le vino a la cabeza, fue dejar “el paquete” a sus padres y si estos no lo querían pues otra opción sería dejarlo en una institución, en aquellos tiempos después de la guerra no era nada fuera de lo común.

Mis pobres abuelos y amargados, por todo el escándalo de su hija, no podían aceptar una niña, diminuta y legañosa, sin enfrentarse a todas las habladurías del pueblo; mi abuela solo pensaba que podría parle de comer a esa niña, si ellos apenas subsistían, encima cuando todo se supiese en el pueblo podrían perder el trabajo.

Ante la visión de aquella niña desamparada, que era yo y sabiendo cual sería su destino, los abuelos decidieron criarme como si fuese su hija y realmente hicieron bien su trabajo, nunca me considere menos que otras niñas, nunca me faltó cariño y la poca comida que había era principalmente para mí.

Nunca hablo mal de mi madre, es decir de su hija; siempre me contó como me quería, lo guapa y buena que era, como enviaba dinero desde América…

¡Mentiras, piadosas y llenas de amor; sin embargo, mentiras!

Gracias a ellas mi infancia fue feliz; en realidad no es así, mi infancia fue feliz gracias al sacrificio de mis abuelos; al amor que fueron capaces de darme; a su renuncia de lo poco que tenían para compartirlo conmigo; a como escondían del dolor que les causaba su hija, para que yo no sufriera.

Muchos años después supe de ella, digo ella, pues decir hoy mamá, me parece casi un chiste, mi mamá y mi papá se llamaban: yaya y yayo.

Supe que ciertamente hizo las Américas, que ciertamente estuvo en un gran barco durante meses, hasta que llego a su destino; aunque no existió ningún hijo de ningún rey, ni ningún príncipe, ni tribu, ni nada similar.

Si, encontró marido allí y formo una familia, nunca se acordó de sus padres ni de su hija; mi abuela se canso de enviarle cartas y cartas e incluso alguna foto mía y de decirle lo apurada que estaba y que enviase algo para que pudiese comer la “niña” y ella apenas contesto una decena de veces; diciendo que estaba muy bien y que era muy feliz. Como si yo fuese solo un mal sueño y no existiese.

¿Cómo  puede una madre olvidar a su hija?

No dejo de pregúntame hoy esto, miro a mis hijos y el amor se expande, ¿cómo una madre puede olvidar ese amor?

De todas formas ya poco o nada importa, apenas se cruza en mis pensamientos.

Hoy en el ocaso de mi vida solo cierro los ojos y veo un emparamado* de vías de tren y me veo a mi misma esperando a mi mama, ahora con los ojos cerrados y tranquila en el silencio de la noche, escuchó a lo lejos el silbido del tren, cada vez más cerca; hasta que lo alcanzo a vislumbrar difuminado en blanco y negro, como los sueños de la infancia, sin embargo este tren hoy llega a las estación y de ella se baja mi mama:

-¡Yaya, yaya!

-Cariño vengo a llevarte conmigo a un lugar donde como te prometí tú serás la princesa y mamá será la reina.

-¿Mamá? Yaya tú eres mi mamá, tú eres la reina de mi país de ensueño, tú y el yayo.

Digo mientras subo al tren que parte por última vez de este andén hacia su destino.

De repente esa imagen impresa en mi mente durante tantas décadas en blanco y negro comienza a tomar color; un color alegre y lleno de vida, como nunca antes la había tenido.

No me pregunto que pasara con mis hijos: sé que están bien.

Parto hacia mi destino, sin mirar una vez más atrás, mi país de ensueño está junto a ellos, en sus brazos amorosos, sé que allí esperaré a mis amados hijos, sin prisa y feliz.

Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición, Coaching Integral 3.0
Regente de la Herboristería Herbasana de Canals (Valencia).                                      Facebook HerbasanaCanals

 *SAYA: prenda de vestir femenina, precedente de la falda.
*EMPARAMADO: adjetivo que significa: húmedo, mojado por la lluvia.

martes, 9 de abril de 2024

No soy dueña de mi destino


Sobre el alfeizar de mi ventana miro al mundo del cual estoy dispuesta a despedirme, pasan algunas aves que curiosas me miran.

Hoy día 18, desde el piso 18, a mis 1 años, a las 18 horas y en el mes 9 que es el resultado de la suma de 1+8 he decidido saltar al vacío. Hoy tomo las riendas de mi vida; hoy decido como morir, pues nunca he podido decidir cómo vivir, esta es mi decisión, nadie puede arrebatármela ¡Al fin, soy dueña de mi destino!

De pie, siento la brisa acariciar mi pelo, el sol brilla y calienta mi piel. Siento que es un escenario poético para terminar con mi corta y desdichada vida.

La calle es un bullicio ensordecedor de personas y coches como cada día, nadie parece darse cuenta de mi presencia; todos corren atropelladamente hacia algún lugar en concreto; todos parecen tener un destino, un sentido, una ilusión; todos menos yo.

Sin pensarlo más, observo por última vez al cielo y mirando al suelo me dejo caer simplemente (no he pensado ninguna forma poética de caer, solo dejarme ir).

Curiosamente esos segundos de caída libre parecen ¿minutos? ¿Horas?

Siempre escuche que en el momento de tu muerte pasa la vida como una película ante nuestros ojos. Sinceramente; la mía es breve y cuasi aburrida.
En casi todas las imágenes esta mamá y/o papá. No recuerdo haber dicho nunca que me gustase la música y… allí estoy yo con mis prácticas diarias de piano si o si; tampoco recuerdo haber dicho nunca que me gustase el ballet y allí estoy yo en mis aburridisimas y pesadisimas clases de ballet con mamá al fondo de la clase mirando; en esta imagen estoy con alguno de mis múltiples profesores y profesoras de: canto, matemáticas, inglés, chino…
¡Es que yo misma me aburro, mirando lo que ha sido mi vida! Sin poder protestar, sin poder hablar; una familia donde la comunicación está prohibida, donde no se puede decir lo que se siente o desea (a no ser que coincida con los altos estándares de mamá y papá) me pregunto si ellos se permitirán decir algo sobre mi partida, me pregunto si se permitirán alguna frase cariñosa sobre mí, solo imagino algún reproche sobre cómo les he fallado, sobre que no llego a sus expectativas (las mismas palabras de siempre).
¡Bueno, esto no me lo podéis arrebatar, sobre mi vida no he podido decidir, pero si sobre cómo y cuándo morir!

Este es mi último pensamiento, cuando de no sé donde aparece un camión cargado con restos de desbroces y mi cuerpo en caída libre desde el piso 18 no da con sus huesos en el pavimento duro y frío, sino que da con un camión abierto lleno de desbroces… Percibo cada uno de los huesos de mi cuerpo romperse, el dolor es inmenso; sin embargo así y todo aún sonrío pensando que es lo último que sentiré.
¡Creo que escucho al maldito destino burlarse a carcajada limpia aún!
Desde la cama de mi blanca e impoluta habitación observo a mi madre como me mira con reproche, mientras le habla a  la enfermera sobre que no entiende que poco agradecida hija he sido, que lo tenía todo (olvida que el amor brillaba y brilla por su ausencia). Ella apenas entra solo que a dar órdenes y a lamentar lo mala hija que he sido.
Una de las peores órdenes es la de reanimar si hay parada cardíaca.
¡Creía que al menos sobre mi muerte sería dueña! ¡Que equivocada estaba!

Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición, Coaching Integral 3.0 UNED
Regente de la Herboristería Herbasana de Canals (Valencia).                                      Facebook HerbasanaCanals

jueves, 4 de abril de 2024

Tu latido de nuevo

 Me encantaría abrir los ojos y descubrir que toda esta vida es solo un sueño.

Que aún estoy por nacer.
Imagino un mundo imposible.
Todo forma parte de una pesadilla.
Siento que en unos instantes abriré los ojos y oiré el latir de tu corazón de nuevo.
Ese latido que me tranquiliza y me acompaña en mi desarrollo.
Sentiré de nuevo tus manos sobre tu panza mientras me hablas y acaricias.
Volverá esa sensación que se extravió en mis recuerdos en cuanto crecí.
Ese amor que transmitían tus palabras desde el interior.
Esa canción de cuna acompasada de tu corazón que siempre me acompañaba.
La voz tranquilizadora que me incitaba a querer salir y conocerte y al mundo tan maravilloso que imaginaba.
Quiero volver a olerte, sentir ese olor tan tierno que desprendías.
¡Ojala ese mundo que imagine en tu interior sea realidad!
¡Ojala la ternura inunde el mundo!
¡Anhelo volver al origen del amor!
Pido que este mundo sea solo parte de una pesadilla de la que pronto tu armoniosa voz me despierte y vuelva a sentirme segura, amada y protegida.

Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición, Coaching Integral 3.0
Regente de la Herboristería Herbasana de Canals (Valencia).                                      Facebook HerbasanaCanals

lunes, 4 de marzo de 2024

Deja de ser víctima

 


Queja
Victimismo
Sacrificio
Etc.
¿Cuántas veces nos dejamos atrapar por estos sentimientos de baja frecuencia y nos quedamos estancados en ellos?

Cuando nos acostumbramos a caer en estos sentimientos no ponemos en marcha ningún cambio y nos quedamos en el mismo lugar, presos de una comodidad doliente; dejando de ser conscientes que estamos auto-saboteándonos por miedo.
Miedo al fracaso.
Miedo a vernos en nuevas y desconocidas opciones.
Miedo a sufrir durante el proceso.
Miedo al cambio.
Y sobre todo esconde falta de amor; amor propio.
Este proceso de victimismo nos agota la energía; además de crear una frustración difícil de superar.

¿Cómo lograr salir de este rol?
 Muchas veces caemos en este rol sin ser conscientes de ello, así que debemos de adoptar medidas que nos lleven a eliminar cosas que nos creen infelicidad y aceptar las que no tienen remedio.
Suelta la idea de que la “vida te debe…” La vida es eso: vida y no está para que la consideremos justa o no, está para aprender a vivirla.
No apartes tus sentimientos (enojo, ira, miedo…)
Elimina de ti frases tipo: “no es justo, no lo merezco, todo me pasa…” Esto solo justifica y ata al victimismo.
Aprende a comunicar tus sentimientos.
Aprende a decir NO cuando no quieras hacer algo.

EJERCICIO:
Cada vez que te descubras culpando a los demás de tus problemas y/o victimizándote; detente y haz esto:

Coge un cuaderno y anota todos los pensamientos que te lleguen sobre lo que te preocupa, así como los sentimientos que te embargan en ese momento. Luego cambia esa emoción/pensamiento por otro positivo.
Al final termina el ejercicio escribiendo:
Tú puedes
Tú vales
Tú mereces

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Regente de la Herboristería Herbasana de Canals (Valencia).                                      Facebook HerbasanaCanals

viernes, 26 de enero de 2024

IKIGAI

 IKIGAI, PEQUEÑOS CAMBIOS HACIA LA FELICIDAD:

«Sólo en la actividad desearás vivir cien años.»
PROVERBIO JAPONÉS

¿Sabías qué en Japón el número de centenarios es muy superior al resto del mundo? Sobre todo en la isla de Okinawa, allí la media es por cada 100.000 habitantes 24,55.

Se supone que influyen muchos factores, entre ellos la vida tranquila de la isla, el clima suave, la dieta y su modo de vida, ya que utilizan el Ikigai como una parte esencial de su vida.

Estar ocupados, cuidar a los demás, descansar adecuadamente y el ejercicio físico suave son los pilares de vida de esta isla.

Además observamos que no solo viven más, sino que viven en mejores condiciones:

·       Tienen menos enfermedades cardiacas, inflamatorias e incluso menos casos de cáncer.

·       Los casos de demencia por edad son menores.

¿Qué debemos de hacer para vivir una vida plena y feliz?


  • Disminuir el estrés.
  • Mejorar la calidad del sueño.
  • No perder la curiosidad nunca.
  • Disfruta de las tareas cotidianas.
  • Cultivar las amistades.

El estrés es el enemigo público número uno de esta sociedad, vivimos permanentemente conectados, siempre en competencia, corriendo… la vida se ha convertido en una carrera diaria.

Hoy se ha demostrado que cierto grado de estrés es beneficioso para la adaptación del ser humano; sin embargo el exceso de estrés es degenerativo y envejece prematuramente.

¿Cómo mitigar el estrés?

·       Toma un baño/ducha más largo del habitual, sumérgete en un baño relajante, deja que el agua caiga por tu cuerpo mientras respiras y disfrutas de un tiempo para ti.

·       Por orden en tu entorno: la zona de estar, tu habitación. Un entorno limpio y ordenado expresa nuestra mente y aporta bienestar.

·       No te pares: haz ejercicio adecuado a tu salud: haz estiramientos, camina, haz mantenimiento…El sedentarismo es clave para desarrollar ciertas enfermedades como: hipertensión, enf. cardiacas, osteoporosis, diabetes…

·       Come adecuadamente: elimina procesados, prioriza verduras, aceites de primera presión en frío, frutas…

·       Dedica un tiempo a meditar; ponte música relajante; ten en casa un lugar para ello.

·       Dedica un tiempo exclusivo para ti y hacer lo que te guste: viajar, tomar café, salir con amigos, leer…

·       Cultiva las amistades, tener una red de amigos es primordial para nuestra salud mental.

·       Vive sin prisas.

·       No te tomes las cosas como “algo personal”, si te sacan de tu paz observa la situación desde la distancia para poder entenderla y actuar desde otra perspectiva.

¿Cómo descansar mejor?

  • Apaga la TV, ordenador, móvil al menos 2-3 horas antes de acostarnos.
  • Olvida la cafeína desde primeras horas de la tarde.
  • Cena temprano y si puedes sal a pasear después al menos 20m´.
  • Es beneficiosa una ducha de agua calentita antes de acostarse.
  • Toma alguna infusión relajante: melisa, tila, lavanda…
  • Una vez acostado cierra los ojos y mientras respiras profundamente varias veces da las gracias por este día (puede parecerte una tontería, pero nos ayuda a calmar las pulsaciones y a entrar en el sueño de una forma placentera, obteniendo un mejor descanso).

¿Cómo seguir aprendiendo?

No importa lo que aprendamos: leer, estudiar, actividades lúdicas, manualidades….

Nunca es tarde para aprender. Así que no importa la edad, importa la curiosidad y las ganas de seguir aprendiendo, las ganas de conocer e indagar; mientras el ser humano tiene intacta esta cualidad tiene ganas e ilusión de vivir.

¿Cómo disfrutar de las tareas cotidianas?

Hacer la cama, la colada, la comida, comprar… ¿Cómo disfrutar de esto?

Nuestra habilidad en convertir el quehacer diario en una rutina aburrida o disfrutar de ella puede ser la diferencia entre la felicidad o la angustia.

La verdad es que haciendo cada día nuestras tareas con amor y hacerlas dedicando tiempo y cariño a cada tarea, sin esperar nada a cambio solamente nuestra propia autosatisfacción nos llevará ser un poco más felices. Hacer nuestras tareas de forma consciente es una forma de conectar con nosotros mismos. ¡Eso sí, se trata de hacer nuestra parte no la de los demás! Pues cuando nos sobrecargamos con tareas/responsabilidades/problemas que no son los nuestros esto nos pasa factura y caemos en el estrés, pudiendo enfermar por ello.

¿Tan importante son las amistades?

Las amistades son como un elixir que con una buena charla nos ayudan a disminuir preocupaciones.

Escuchar y contar anécdotas nos aligera la carga de estrés que a veces nos vemos obligados a soportar.

Además podemos aconsejar, pedir consejo, compartir, soñar, divertirnos, aprender…

En fin con amigos podemos: VIVIR en mayúsculas.

Así que para ser feliz: come sano, muévete, cuida tus amistades, tómate la vida con filosofía, no pierdas la curiosidad y SONRÍE Y AGRADECE SIEMPRE.

Autora: Rosa Francés Cardona (Izha)
Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición, Coaching 3.0
Regente de la Herboristería Herbasana de Canals (Valencia).


viernes, 19 de enero de 2024

Como eco o no?

Un supermercado medio tiene 47.000 productos.

¡Nunca ha habido tantas opciones diferentes, tanta comida en nuestras despensas, en nuestra nevera!
Sin embargo, alguna vez te has preguntado:
¿De donde viene mi comida?
Yo aún recuerdo a mi madre decir “no compres xxx que no es temporada”
Hoy, esta expresión ha desaparecido.
Cuando vas a la compra descubres que no hay primavera, verano, otoño, invierno; no hay estaciones en los actuales supermercados, se recolecta en todo el mundo cuando el producto aún esta verde y se madura en cámaras artificialmente; la mayoría de comida es procesada y con un montón de colorantes, conservantes y saborizantes añadidos (muchas veces innecesarios).
La mayoría de comida viene envuelta en hermosos embalajes; que rememoran pastos idóneos llenos de vacas, gallinas sueltas por el campo, hermosos maizales repletos de amapolas…eso sí, las letras pequeñas cada día son más pequeñas.
Tanta variedad, tanta comida y nunca la población ha estado más mal alimentada, más obesa, con más carencias vitamínicas, con más intolerancias, alergias…
¿No te has preguntado porqué?
Si no se respeta la maduración de los productos.
Si se acelera el crecimiento de plantas y animales.
Si no se respetan los ciclos de crecimiento.
Si no se deja descansar y recuperar la tierra.
Etc.
Luego siempre salta algún estudio avalado por alguna multinacional (generalmente) diciendo que los productos ecológicos no son saludables o que son iguales a un precio más elevado.
¿Cuáles son sus argumentos?
¿Qué una manzana eco y otra tienen la misma composición?
Si, aunque si desglosamos el producto descubriremos que realmente no son iguales.
La absorción y calidad de las vitaminas no son iguales.
No pueden compararse cultivos donde la tierra es sometida a descansos, a abono orgánico,… con un cultivo donde la tierra esta desmineralizada, está cansada y obligada a producir a base de abonos químicos y muchas veces perjudiciales.
No se puede comparar una fruta, verdura recogida en su punto justo de maduración a otra que se ve forzada a madurar en una cámara, que se recogió verde.
No se puede comparar un animal o vegetal que crece a su ritmo con otro que es obligado a crecer rápidamente para ser vendido.
No se puede comparar un vegetal/animal criado viendo al luz del sol, con un vegetal/animal encerrado y solo con luz artificial. 
Siempre digo que somos una sociedad sobreinformada
, tal vez la que más información ha manejado, la que más acceso a ella ha tenido a lo largo de la historia.
Así pues, no te conformes con lo que te dicen hermosas campañas publicitarias; están orquestadas para vender, no para informar.
Buscar información y decidir qué hacer con ella es la ventaja que tenemos hoy como sociedad.
A veces ahorrar en comida, es gastar en medicinas.
INFÓRMATE Y DECIDE.

Escrito por:
Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición.
Regente de la Herboristería Herbasana de Canals Valencia.

Te esperé siempre

  Te esperé siempre Aún hoy en el ocaso de mi vida, puedo cerrar los ojos y ver de n...